Hace ya tiempo que te escondes,
y asomas tu cabeza
por la ranura que hay
entre mi puerta y el cielo.
Entras en mi cuarto, entras..
y en los entresijos
que envenenan mi alma.
Y me susurras y me lloras.
Y me calmas y me colmas.
Y me exprimes
hasta la última gota,
a mí,
toda,
hasta dejarme
hueca
y llenar con
mi bilis de palabras mermadas
los versos
que le escribo
a mi sístole vacío.
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