miércoles, 28 de diciembre de 2011

Eres tú

La oscuridad delata
la distancia entre tú y yo.
Muro de cristal,
de acero,
a la vez tan frágil
y frío,
transparente
y opaco.

Puedo predecirte,
sentirte...,
pero
apenas puedo verte.
Y queda tan
lejos tocarte...

Ojalá cayera,
como el muro de Berlín,
y así poder
sonreirle
a tus ojos
con los míos.

Cayera, 
porque impulsados 
los enanos escondidos
en nuestros negros corazones
lo destruyeran
a martillazos
y subiéndose a horcajadas.

Sin embargo,
aun con el pesado
tabique que se interpone
entre nosotros,
entre el silencio
lleno de ruido,
ahí,
están las breves ráfagas,
fugaces,
prácticamente imperceptibles,
en las que
ambos nos dejamos entreveer,
un poco
y sin ahondar mucho.

Y con eso..., me basta.

Eres tú.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Francés

Cantabas en francés
y el vaho de tus palabras
se fundía con la niebla,
blanca,
como tu pálido rostro.

Niebla que cubría,
que nos cubría.
Destellos de luz
aparecían,
diferenciándose del fondo,
y haciendo
que no nos estampáramos
con el resto de los coches.

Hablabas en francés.
Pero carecías de
idioma y de lengua
cuando llorabas.
 Y también cuando reías.
 Pero sobre todo,
cuando hacías el amor.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Poema de carretera

No hay más.
El traqueteo del coche,
que me lleva,
y el que mi cuerpo
acarrea al pensar
qué será de ti.

Seguramente sigas
caminando con la cabeza alta
y bajándola cuando
mujeres dependientes
de tu boca,
como yo,
pretendan inocentes llegar
a alguna parte
mirándote.

También seguirás
llenando los silencios
con tu voz,
siempre acompañada
de las injustificadas penas
que guardas contigo.

Posiblemente continúes
sintiéndote más solo
que la luna
en las noches de verano,
y acusando al mundo
de tu desgracia incomprendida.

Sin embargo,
yo ya no soy la misma.

Nunca lo he sido.
Siempre he estado sometida
a una incesante metamorfosis,
pero capullos como tú
son los que hacen
que me transforme
en mariposa.

Aunque he de reconocer
que cada vez que apareces,
incluso de lejos,
decrezco y me agazapo.

Vuelvo a ser un punto más
en el Universo.
Perdido.
Solo.

Sola sin ti.
Con la línea
de carretera que me observa;
con las sombras de los árboles,
camufladas por la
más profunda oscuridad,
que se avalanzan
y de pronto...

Me devoran.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cuando las musas...

Hace ya tiempo que te escondes,
y asomas tu cabeza
por la ranura que hay
entre mi puerta y el cielo.

Entras en mi cuarto, entras..
y en los entresijos
que envenenan mi alma.

Y me susurras y me lloras.

Y me calmas y me colmas.

Y me exprimes
hasta la última gota,
a mí,
toda,
hasta dejarme
hueca
y llenar con 
mi bilis de palabras mermadas
los versos
que le escribo 
a mi sístole vacío.

martes, 13 de diciembre de 2011

Muertos vivientes

El tiempo va,
y es de día,
y es de noche,
y es ahora,
y es ayer,
y es siempre.

¿Acaso hay luz ahí afuera?

¿Acaso sentís, muertos vivientes?

domingo, 11 de diciembre de 2011

Todavía te pienso


Aunque me haga la valiente
y me llene de orgullo los bolsillos,
pienso en ti.

Pienso en ti
en tardes como esta,
en las que
no me muevo,
pero hago viajes kilométricos
a tu recuerdo.

Aún no has sido demolido
por mis amagos de olvidarte.
Todavía quedan migajas de ti,
que tú mismo esparciste
para saber volver.

Las mías se las comieron los pájaros.

Hace ya tiempo que no existo.

Ladrillos de sueños,
de inocencia.

Los sueños no se pegan
con cemento,
por eso todo empezó a
desbaratarse.

Derrúmbate de una vez por todas.
Cae.
Cae.
Cae.

Desfallece como los muertos de hambre,
al fin y al cabo
tú eres un cadáver de amor.
Nunca has sabido lo que era.

En temas de querer
fuiste el aborto
que nunca nació.

Que construyan una central nuclear
sobre ti,
aunque explosiones el mundo
en un segundo.
Al menos tú
serás molécula vacía.

Liviana nada,
que nunca llegó a ser.
Que nunca será.
Que no es.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Escondite


Prefiero esconderme allá
donde no me veas
y que así me sigas buscando,
niño perdido.

Esconderme entre tus mantas
o entre los huecos de tu espalda,
y jugar a que te creas
que no me tienes
y entonces,
agonices.

Que llores desesperado,
aullando mi nombre
por los lugares
más recónditos de Madrid,
y de tu cama.

Que clames
mi retorno al Dios
que tú mismo mataste.

Que vocifees
hasta quedarte afónico,
incluso mudo.
Siempre me gustaron más
los hombres callados.

Y entonces,
cuando ya hayas
perdido la voz,
y las manos estén
cansadas de palpar
mi ausencia,
entonces,
solo entonces
jugaré a abrazarte.

jueves, 8 de diciembre de 2011

No me tengas piedad

No me tengas piedad.
Ni tengas piedad
cuando,
al caer la noche,
te reclamen
las yemas de mis dedos.

No farfulles
los silencios malsonantes,
ni los halagos
que embelesan
mis oídos,
pues siempre
estaré escuchándote,
calles
o hables.

No me juzgues,
ni me observes
bajo los prejuicios
demorados.
No te canses
de mirarme.

No me esperes.
Ya estoy aquí.

martes, 6 de diciembre de 2011

Mi pecado favorito

Dios perdonaría
cualquier pecado venial
antes que a ti,
que supuras mis heridas
a hachazos de tu recuerdo.

Sin embargo
eres el mejor de todos los pecados.
Y harás que
arda en el infierno,
por cometerte todas las noches
en mi cama.

Ya no hay más confesión
posible que la de
mí misma.
Desaparecieron
todos los padres abnegados
y ahora
me hallo
huérfana de llanto,
de risa, de rabia
y de ti, que decidiste
no quererme.

No tengo guarida
bajo la que cobijarme.
Solo frío.

Acabarás por consumirte.
Nada es eterno,
ni siquiera los pecados.

Y cuando ya seas ceniza,
yo me habré fundido
con los fuegos del averno.

Y entonces, tú y yo, seremos lo mismo.

Polvo y no recuerdo.

When we fall in

Todos caemos alguna vez.

Aquí os dejo a Sean Hayes (al que descubrí hace poco). Yo caí por su voz, aunque el videoclip también me parece estupendo e incluso puede que alguno o alguna caiga por la belleza que el cantante irradia (a mi hermana pequeña le parece guapísimo).


¿Lleváis vosotros también máscara?

lunes, 5 de diciembre de 2011

Aquí

Quedas lejos.
Donde habitan
las intrínsecas cláusulas
que definen quién eres.
A años luz de aquí.

Allí donde
volátil y etéreo
no piensas en mí.


Y aquí,
larga
y negra noche.
Profunda,
como mis entrañas.
Oscura,
como mi alma.
Vacía,
como sin ti.

Aquí
de un allí tan lejano.

Aquí,
prostíbulo sin amante.
Bulevar de
quimeras apagadas.
Malabarista de
ensueños.

Aquí te quiero,
sin reticencia
y sin recelo.
Aquí presente.
Aquí y no allí.
Aquí y ahora.
Aquí y siempre.

Aquí.

sábado, 3 de diciembre de 2011

No saldrá el sol

Por más que llores, niña,
no va a salir el sol.

Ya puedes rabiar,
desnudarte de lágrimas,
jurar en arameo,
que el día no borrará
su capote gris
para satisfacer las ansias
de azul que anhelan tus ojos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Yo no quiero ser una hormiga

Hace más o menos un año que vi Waking life, el maravilloso film de animación de Linklater. Seguramente sea una de las películas que más me ha hecho pensar. Waking life nos invita a vivir soñando y nos muestra un amplio abanico de opiniones, permitiéndonos profundizar en cada una de ellas. Para el que no la haya visto y le guste el cine filosófico (o la filosofía en sí), la película queda más que recomendada.

Pero aparte de la recomendación, voy a destacar uno de mis fragmentos favoritos (aunque los subtitulos están en portugués, los he puesto en español más abajo).

En esta escena se muestra lo que somos, aunque no lo queramos ser o mejor aún, aunque no nos planteemos lo que estamos siendo. Somos hormigas. Hormigas que evitan chocarse las unas con las otras. Que evitan el contacto. Y la realidad es que huimos del contacto físico con cualquier desconocido, como si olvidáramos que todos somos piel.

¿Con cuántas personas nos habremos chocado, mirado en el metro, incluso sonreído (casi un milagro en los días que corren) y no nos habremos parado a conversar con ellas, cuando posiblemente muchas  fueran personas realmente interesantes?

El mundo iría mejor si en vez de ser como hormigas fuéramos personas. Si a partir del contacto exprimiéramos la humanidad que todos llevamos dentro.

Al menos yo no quiero ser una hormiga, ¿y tú?





-Perdona

-Perdona

-Oye, ¿podríamos hacerlo otra vez? Ya se que no nos conocemos, pero no quiero ser una hormiga, ¿sabes? Es decir, es como si fuéramos por la vida chocándonos unos con otros con nuestras antenas, continuamente en el piloto automático de hormigas, sin que se espere nada realmente humano de nosotros.
Para. Vete. Ven aquí. Conduce allí.
Toda acción básica para sobrevivir.

Toda comunicación simplemente para que el hormiguero siga zumbando de manera educada y eficaz.
"Aquí tiene su cambio". "¿Papel o plástico?". "¿Crédito o débito?". "¿Quiere ketchup con eso?".
No quiero paja, quiero momentos realmente humanos.

Quiero verte.
Quiero que me veas.
No quiero renunciar a eso.
No quiero ser una hormiga, ¿sabes?

-Si... si, ya... yo tampoco quiero ser una hormiga. Eh, si, gracias por compartir esto conmigo. Últimamente he sido como un zombi con piloto automático, no me siento hormiga en mi cabeza, pero supongo que probablemente si que lo parezco.