miércoles, 18 de abril de 2012

Poemas huérfanos (VII)

VII.

Parece que los días grises,
fusilados por la incipiente primavera,
se salieron de nuestras pupilas
tan tristes entonces...

Llegó el sol ansioso
de nosotros,
para dormir nuestros cuerpos
desnudos,
hasta con su fulgor
más dorado.

Recostados el uno en el otro,
sobre camas de cabida estrecha
y grandes sueños,
cambiábamos sábanas
descompuestas en besos.

Sin palabras,
y con aliento,
recorríamos con los dedos,
sin linde, silencios.

El tiempo se escurre
a parpadeos,
escapándose hacia
incertidumbres consteladas.

Pero ni ti ni a mí
nos importa,
pues las fragilidades
han desvanecido
ante nosotros,
tantas veces
como segundos a tu lado.

Fugitivo el tiempo,
se escapa,
cobarde de nosotros,
que por instantes,
nos hacemos eternos.

martes, 3 de abril de 2012

Poema a mi abuela

A mi abuela Rosi

A ti, mujer de sangre morena,
corazón claro y
risa caliente,
te debo tantas noches
como los vuelos de ida y vuelta
que cantaste a tu niña sin sueño.

A ti, mujer de ojos chicos,
que agrandas con tu mirar el mundo,
palias las tristezas encajadas en tripas ajenas
a base de sonrisas consentidas.
Y yo, te debo un pantano
de infinitas lágrimas estancadas y vírgenes,
que tú retuviste atándolas a tus pestañas.

A ti, mujer de brazos abiertos,
hasta los mudos te responden alegrías,
pues estas son tu idioma cotidiano,
y plantas esperanza allá por donde pisas,
pues eres ángel flamenco sin alas.
Y yo, te debo un mar de besos
por cada una de las caracolas que forman tu pelo
y dejas que acaricie el viento.

A ti, mujer de alma ancha
e ilusión salvaje,
te debo el aire que respiro,
y en este poema, te quiero,
y en esta vida, te adoro,
y en todas las demás, estaré contigo.