II.
No quiero luz, ahora.
Me basta y me sobra
con el negro cubículo
que observo,
impávida,
noche tras noche,
aguardando al sueño
que me apuñala
con su tardanza.
Me basta y me sobra
conmigo
sin ausencia y sin ausentes,
con insomnios
de media vuelta y vuelta entera,
con demora,
como todo.
Me basta y me sobra
con ácido
de ojos tristes,
con amargor
de bocas taciturnas,
con insipidez
de manos apesadumbradas.
Me basta y me sobra
con el lóbrego aire
que respiro
antes de dormirme,
y mientras duermo.
Después, cuando despierte, quizás salga el sol.
Como quizás se vayan mis ojeras,
o quizás acabe este poema.
Mañana será otro día.
Seguramente nublado.
Con ojeras.
Y con otro huérfano poema.
Ahora..., oscuridad.
Noche.
Negra noche que no duerme.
Noche.
Negra noche que no duerme.
Sentirme identificada me resulta hermoso
ResponderEliminarY a mí que te sientas...
Eliminar