Se acabaron las máscaras.
Se cerró el telón
que cerca mi tragedia.
Se quemó mi papel
de dama,
y las cenizas
a medio apagar
se extendieron
hasta abrasarte a ti también.
De nada sirvió fingir.
Él siempre ha sido
rastrojo.
Y yo...,
quizás
fugitiva del sueño,
de los traviesos enanos
de mi estómago,
decidí escapar
de lo que tanto me asusta...,
de ti.
Y jugué.
Pretendí simular universos
de lascivia.
Pero sin ti
los demás solo son
maleza.
Sin ti,
hasta los amantes más salvajes
carecen de sexo.
Hasta las trancas.
ResponderEliminarMe gusta mucho.
ResponderEliminar