viernes, 25 de marzo de 2011

Amanece gris y el suelo se llena de lombrices

El cielo gris me encapsula cuando me planto en la calle, media hora más tarde de lo normal debido a mi pelea mañanera con las sábanas.
Avanzo calle arriba y pequeñas gotas mojan mi cabeza. Mis ojos legañosos se humedecen al escuchar White Lies de Paolo Nutini, canción que con la sensibilidad a flor de piel me atraviesa sin escrúpulos: de arriba abajo, de lado a lado.
Bajo un techo encapotado decido que es mejor mirar al suelo, y gracias a ello puedo esquivar a una lombriz que se interpone en mi camino. Hace años que no veía una y juro que no las recordaba tan largas, y menos aun recordaba que una línea de tono rojizo definía su cabeza.
Lo curioso no es mi fugaz encuentro con Miss Lombriz, sino que entre mis pies puedo observar uno de esos gusanos cada dos pasos.
Qué horrible tortura sería la de dejarme encerrada en un pequeño cuarto lleno de lombrices, sobre todo por mi pavor a los bichos.

Ante tanto anélido decido dejar de mirar al suelo para mirar al cielo, que insípido, me empuja a continuar con el día, aunque sea sin una sonrisa.

Esperemos que mañana no haya lombrices poblando la tierra.


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