jueves, 2 de febrero de 2012

Poemas huérfanos

III.  
Éramos de papel
y de sangre
menguada,
como nuestros cuerpos
contraídos.

De papel cebolla.
Frágiles. Dispuestos
a hacernos añicos
de un momento a otro.

Éramos memoria
sin carne y sin vida,
deseosa de augurios cumplidos.
Piel seca y ahogada,
sin poros por los que
transpirarnos.

Tan solo olemos
de lejos
las hormonas asexuadas
que enquistan nuestros
estériles vientres.

Tan solo somos
estómagos vibrantes
y escépticos.
Hambrientos 
el uno del otro.

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