miércoles, 18 de abril de 2012

Poemas huérfanos (VII)

VII.

Parece que los días grises,
fusilados por la incipiente primavera,
se salieron de nuestras pupilas
tan tristes entonces...

Llegó el sol ansioso
de nosotros,
para dormir nuestros cuerpos
desnudos,
hasta con su fulgor
más dorado.

Recostados el uno en el otro,
sobre camas de cabida estrecha
y grandes sueños,
cambiábamos sábanas
descompuestas en besos.

Sin palabras,
y con aliento,
recorríamos con los dedos,
sin linde, silencios.

El tiempo se escurre
a parpadeos,
escapándose hacia
incertidumbres consteladas.

Pero ni ti ni a mí
nos importa,
pues las fragilidades
han desvanecido
ante nosotros,
tantas veces
como segundos a tu lado.

Fugitivo el tiempo,
se escapa,
cobarde de nosotros,
que por instantes,
nos hacemos eternos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario