viernes, 2 de marzo de 2012

Poemas huérfanos (VI)

VI.

Ha desistido el anhelo
de ti
que padezco
al mirarte.

Se ha rendido
en el lecho de mi mente.

A sabiendas
de que tenerte
es el mejor
de todos los pecados.

Mas persisten
tus huevas incubadas
en los tubos de neón,
que sustituiste
por las venas
incrustadas en mi cuello.

Pródigas mis manos
de caricias
en peligro de extinción,
te dedicaría
las pocas que me quedan.

Y destruiría almanaques
para reventar al tiempo
de un tortazo,
quedándome
a tu lado
sin prisas de pestañas.

Y quemaría la ciudad,
haciendo arder
hasta los metales
con el ácido
que escondo
entre mis sueños,
para que el espacio
erupcionara en un segundo.

Y caigo en la cuenta
de que mi anhelo,
inalienable,
continúa jugando
entre mi alma y mi costado.

Esperando a cazarte.

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